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Comunicado HATEnto: noticia de la Gaceta de Salamanca del martes 22 de agosto

  • Reclamamos un uso adecuado de los medios de comunicación, evitando la señalización y criminalización de las personas en situación de sinhogarismo.
  • Señalamos la importancia del papel de las y los periodistas en los medios de comunicación, siendo una figura imprescindible a la hora de generar contenido apropiado y respetuoso hacia todas y cada una de las personas de esta sociedad.

Desde el Observatorio HATEnto, liderado por HOGAR SÍ, queremos mostrar nuestro enérgico rechazo ante la noticia publicada el pasado martes 22 de agosto en la Gaceta de Salamanca “Intranquilidad entre los vecinos de San Bernardo: los sintecho invaden sus calles” y “Los vecinos de San Bernardo explotan ante la invasión de los sintecho: <Es muy desagradable>”, en la que se sitúa a las personas en situación de sinhogarismo como las culpables de la situación de insalubridad e inseguridad de las calles y del malestar del vecindario del barrio de San Bernardo (Salamanca).

Desde HATENTO, nos hemos intentado poner en contacto con el medio para explicar nuestra postura, aunque hasta la fecha no hemos recibido respuesta. Podemos comprender el desagrado que puede producir el acto de incivismo por el que las personas sin hogar se ven obligadas a desarrollar su día a día y rutina diaria en la calle; viviendo en una situación de insalubridad y falta de privacidad continuada. Por esta razón, consideramos comprensible el malestar que esta problemática genera en las vecinas y vecinos de San Bernardo.

Sin embargo, consideramos que las noticias relacionadas con el sinhogarismo no deben ser descontextualizadas. Es necesario analizar la causa del conflicto, no construir un mensaje de otredad que pueda transmitirse erróneamente a la sociedad y que genere la distancia insalvable del “nosotros” y el “ellos” y, sobre todo, no criminalizar a un colectivo en situación de vulnerabilidad.

Las expresiones empleadas en el artículo como “invaden las calles”, “son un lastre para los negocios”, “intimidan a la gente”, “las altas temperaturas no son un impedimento” o la demanda de mayores medidas de vigilancia son ejemplos de cómo el lenguaje puede ayudar a la construcción del rechazo en el imaginario social y olvidarse de analizar el verdadero problema. Señalar la situación continuada de discriminación y marginalización de la sociedad a la que se enfrentan día a día las personas en situación de sinhogarismo por falta de respuesta de instituciones y entidades locales resulta clave para comprender las dimensiones de este conflicto. De lo contrario, estos discursos pueden convertirse en germen de discriminación, odio y/o futuras agresiones o delitos.

Además, queremos recordar que el sinhogarismo no es una decisión propia, sino un problema estructural de un sistema que olvida en sus márgenes a una parte de su población. Nos gustaría invitar a reflexionar por qué denunciamos con odio y malestar que estas personas tengan que defecar u orinar en la vía pública, pero, sin embargo, naturalizamos y mostramos indiferencia cuando vemos que las mismas se ven obligadas a dormir en parques, portales o cajeros. Dentro de esta sociedad democrática, todas las personas deberían tener derecho a un lugar donde vivir digno, suficiente y respetuoso con los derechos humanos.

Es en este contexto donde los medios de comunicación juegan un importante papel. Ellos pueden transmitir un mensaje objetivo y analítico sobre esta problemática, asegurando la transmisión de un mensaje transparente, pacífico, conciliador y demandante de respuesta y acción gubernativa. Lamentamos profundamente que estas personas sean tratadas de forma denigrante, deshumanizada y criminalizadora. Por ello, reclamamos la presencia de profesionales en el ámbito del periodismo expertas y expertos en el ámbito social, que abarquen cuestiones como el sinhogarismo, la exclusión social y residencial, la discriminación y el rechazo a la pobreza a la hora de generar contenido apropiado y respetuoso hacia todas y cada una de las personas de esta sociedad.

Por último, hay que recordar que el 47% de las personas en situación de sinhogarismo afirman haber sufrido, al menos, un incidente o delito de odio y casi un 25% haber sufrido agresiones de carácter físico basadas en la intolerancia y el rechazo a la pobreza. La ausencia de una vivienda digna influye de manera directa en otros derechos fundamentales, como son la calidad de vida, la seguridad y la salud plena. Somos nosotras y nosotros; profesionales, vecinas y vecinos, y, sobre todo, instituciones, las responsables de no fomentar, denunciar y señalar estas acciones de odio y discriminación.

 

¿Quieres saber más sobre nuestro observatorio de delitos de odio HATEnto? Entra en https://hogarsi.org/hatento/

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