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Las personas en situación de sinhogarismo no están incluidas en la Encuesta de Condiciones de Vida 2021 del INE

Hace unos días, el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicaba el informe “Encuesta de Condiciones de Vida 2021 (ECV)”, donde reflejaba que la tasa de población en riesgo de pobreza o exclusión social es la más alta desde 2016, aumentando hasta el 27,6%, o lo que es lo mismo, un 0,8 puntos más que el año anterior.

La citada encuesta pone atención a los hogares españoles y mide con ello su pobreza y exclusión social, por lo que deja fuera a las personas en situación de sinhogarismo que están en los niveles ETHOS 1, 2 y 3, es decir, personas que viven permanentemente en la calle, personas que pernoctan en un albergue forzadas a pasar el resto del día en un espacio público y personas que viven en hostales u otros alojamientos temporales para personas sin hogar.

La encuesta que sí mide las condiciones de vida de las personas en situación de sinhogarismo es la encuesta de personas sin hogar, de la que no se publican resultados desde 2012, aunque este año se prevé que se publiquen datos en diciembre.

Pese a que en la ECV deja fuera a las personas en situación de sinhogarismo, si ofrece algunas pistas sobre la situación de estas personas ya que, si la población en su conjunto, incluso con el despliegue de mecanismos de rentas mínimas como el Ingreso Mínimo Vital, ha visto empeorada su situación, parece razonable pensar que las personas sin hogar, que tienen más dificultades para acceder a estas prestaciones, se han visto afectadas en mayor medida.

Esta encuesta es la primera que se publica tras la pandemia de la Covid-19 y sus resultados dicen que la población en riesgo de pobreza ha aumentado hasta casi el 28% en 2021. Los problemas estructurales ya existentes antes de la pandemia, tales como las dificultades para acceder a la vivienda debido a la escasez de vivienda asequible y a la falta de vivienda social, las dificultades de acceso al mercado de trabajo o la fragilidad de las redes de atención, se han visto acentuados por la crisis sanitaria y las consecuencias económicas provocadas por ésta. La pandemia, en este sentido, ha aumentado la brecha social preexistente.

Durante la época de la COVID-19, HOGAR SÍ, en colaboración con Esri España, elaboró un mapeo a base de rastrear noticias en medios de comunicación y entre sus principales conclusiones encontramos que se abrieron casi 7.000 plazas de alojamiento, la mayoría colectivas (en pabellones deportivos) lo que contrasta con cualquier otro colectivo necesitado de alojamiento, al que se atendió enviando a hoteles. Con esto, se puede constatar la diferencia de trato hacia las personas en situación de pobreza y se evidenció la necesidad de esas 7.000 plazas de emergencia que, al finalizar el estado de alarma, se cerraron.

La reciente aprobación de la Ley de Igualdad de Trato y No Discriminación está destinada, entre otros aspectos, a combatir la aporofobia ya que las administraciones públicas deben establecer mecanismos que eviten excluir a las personas con una situación socioeconómica más débil o que se encuentren en situación de sinhogarismo.

El informe del Relator de las Naciones Unidas sobre Pobreza, tras su visita a España en febrero de 2020, puso de manifiesto que determinadas políticas sociales estaban diseñadas de tal manera que excluían precisamente a aquellas personas que más pudieran necesitarlas puesto que establecen una serie de requisitos imposibles de satisfacer por ellas mismas.

La experiencia del Ingreso Mínimo Vital y las diversas adaptaciones que han sido necesarias realizar para no excluir a las personas en situación de sinhogarismo de la prestación pone de manifiesto que es necesario este tipo de disposiciones. Según una investigación de HOGAR SÍ, el Ingreso Mínimo Vital llegaría a menos de un tercio de las personas en situación de sinhogarismo.

Desde HOGAR SÍ, animamos a que las Comunidades Autónomas pongan en marcha de manera urgente el programa 3 del Plan Estatal de Vivienda, que está dirigido a las víctimas de violencia de género, personas objeto de desahucio de su vivienda habitual, personas sin hogar y otras personas especialmente vulnerables ya que este programa contempla ayudas para garantizar el acceso a la vivienda y a los suministros básicos de los colectivos más vulnerables.

 

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