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Muchas personas llegan a vivir en la calle porque sus familias las rechazan por ser gays, lesbianas, transexuales o bisexuales. Aunque el colectivo LGTBI supone entre el 3 y el 5% de la población, entre las personas sin hogar alcanza el 35%. Sufren rechazo, hostigamiento y violencia en la calle y, en muchas ocasiones, los recursos y servicios públicos para personas sin hogar no están adaptados para reconocer su orientación sexual.

En RAIS Fundación no queremos que ninguna persona viva en la calle, y nos indigna que además se llegue a esta situación debido a una discriminación por la identidad y orientación sexual.

Esta semana celebramos la igualdad de derechos entre las personas. Celebra con nosotros que cada vez somos más los que decimos no al odio y sí a la diversidad.

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