¿Qué podemos hacer contra la aporofobia?
Soluciones orientadas a erradicar el sinhogarismo.
La pobreza y la exclusión residencial no es un rasgo identitario de una sociedad diversa que debamos proteger (tal y como sucede con otros tipos de delitos de odio que se cometen como, por ejemplo, la homofobia). La pobreza y la exclusión social y residencial es una característica de sociedades que no garantizan los derechos de sus ciudadanos y que debemos combatir.
Las personas que viven en la calle sufren un alto grado de vulnerabilidad frente a los delitos de odio. La propia situación de sinhogarismo implica la ausencia de un espacio de seguridad que nos proporciona una vivienda digna. Al cerrar la puerta de una casa, en la mayoría de los casos, las personas entramos en un espacio seguro. Consideramos que, facilitando una vivienda digna y adecuada además de dar cumplimiento a un derecho constitucional situamos a las personas sin hogar fuera del espacio que pone en riesgo su vida.
Si queremos conseguir que las personas no vivan en las calles, las soluciones deben estar orientadas a erradicar el problema, no a gestionarlo. La experiencia en otros países evidencia que desarrollando metodologías innovadoras como Housing First es posible erradicar el sinhogarismo cronificado. Al desarrollar estas metodologías a través de política pública, además de solucionar un grave problema social con eficacia y eficiencia, se eliminaría el principal riesgo para las personas de sufrir un delito de odio por aporofobia.
Perspectiva de género en las políticas públicas en materia de sinhogarismo y delitos de odio.
La violencia contra las mujeres es una dolorosa realidad que pone en cuestión la calidad democrática de nuestro país. La violencia afecta a todas las mujeres y de manera insidiosa a las mujeres en extrema vulnerabilidad. Es cierto que los varones en situación de sin hogar son alrededor del 80% de las personas afectadas, sin embargo, debemos tener presente el sinhogarismo femenino tiene dinámicas propias que se caracterizan por su invisibilidad y dureza.
Diseñar las políticas públicas en materia de sinhogarismo desde la perspectiva de género es necesario para visibilizar y dar respuesta a las necesidades ocultas de las mujeres sin hogar. En materia de delitos de odio resulta esencia tener en cuenta el impacto emocional y físico que supone la violencia sexual para la víctima en todas las actuaciones y protocolos
Una legislación que ofrezca respuesta a la aporofobia: Ley integral delitos de odio y la modificación del Código Penal.
El actual Código Penal en el artículo 22.4 recoge como agravantes el “Cometer el delito por motivos racistas, antisemitas u otra clase de discriminación referente a la ideología, religión o creencias de la víctima, la etnia, raza o nación a la que pertenezca, su sexo, orientación o identidad sexual, razones de género, la enfermedad que padezca o su discapacidad”. De manera específica, el Código Penal dispone una serie de comportamientos vinculados con la discriminación y la intolerancia como delitos contra los ejercicios de los derechos fundamentales y las libertades públicas (artículos 510, 511, 512 y 515) que no contemplan la situación de sinhogarismo de la víctima como un factor de vulnerabilidad.
Consideramos que es urgente una modificación del Código Penal dirigida a agravar las penas que deben imponerse a aquellas personas que actúan contra sus víctimas por su situación de sinhogarismo. Al mismo tiempo, es imprescindible la aprobación de una Ley Integral de Delitos de Odio que fomente la tolerancia y diversidad social, refuerce e impulse políticas públicas orientadas a eliminar la intolerancia y el odio y proteja a las víctimas.
Servicios de atención a víctimas adaptados a la realidad de las personas sin hogar.
La atención que se ofrece a las víctimas debe estar adaptada y personalizada a las circunstancias sociales y personales de las personas sin hogar. Si se quiere ofrecer una atención integral a las víctimas, la atención jurídica, psicológica y social debe adaptarse a las características específicas de las personas sin hogar que han sufrido un delito de odio. Adaptar los servicios de atención a víctimas supone tener en cuenta el contexto de las personas sin hogar y tener presentes en la atención a las victimas las circunstancias socioeconómicas y también individuales y psicológicas que se derivan de la situación de sinhogarismo en general, y de manera específica, tras un delito de odio por aporofobia.
Mejora de capacitación y de los protocolos de atención de los servicios sociales, policiales y tercer sector en materia de aporofobia.
Es evidente que existe un gran margen de mejora en la atención que tanto los servicios sociales y policiales como las organizaciones del tercer sector ofrecemos a las víctimas de delitos de odio por aporofobia. Mejorar la capacitación de los y las profesionales en materia de aporofobia y delitos de odio debe ser objetivo de las instituciones públicas y del tercer sector que quieran ofrecer una respuesta adecuada, profesional y eficiente a esta realidad.
Campañas de sensibilización y denuncia dirigidas a la ciudadanía.
Romper la distancia moral existente entre la ciudadanía y el colectivo de las personas sin hogar es necesario para evitar comportamientos discriminatorios hacia las personas sin hogar y prevenir comportamientos delictivos. Un ciudadanía informada y comprometida y activa contra la injusticia y la pobreza empuja a las administraciones públicas a tomar medidas contra las causas, al tiempo que resulta ser el mejor muro de contención contra el odio y la prevención de delitos. La denuncia ciudadana de las discriminaciones que sufren las personas sin hogar es necesaria para erradicar los mitos acerca de estos delitos y visibilizar situaciones de injusticia que permanecen ocultas socialmente.
Es necesario apostar por el desarrollo de campañas de sensibilización, información y denuncia sobre la realidad de las personas sin hogar y los delitos de odio por aporofobia como estrategia contra el silencio y la invisibilidad de esta violencia.
Campañas de información y sensibilización para personas sin hogar.
La violencia contra las personas sin hogar es tan cotidiana que resulta difícil para las víctimas poder identificarla y nombrarla salvo cuando la violencia física que han sufrido es extrema. Las propias estrategias de supervivencia de las personas sin hogar les llevan a interiorizar y aceptar la violencia contra ellos como una norma de conducta.
Son necesarias campañas de información y sensibilización para personas sin hogar en materia de delitos de odio que faciliten la identificación de la aporofobia por parte de las víctimas y que informen sobre los recursos que las víctimas tienen a su disposición.
Cristina Hernández de RAIS.