#QUÉCASA?

Hemos pasado los últimos meses confinados en nuestra casa, preocupados, desde la seguridad de nuestro hogar, por nuestros familiares, nuestras amistades y nuestros compañeros y compañeras de trabajo. Hemos salido a aplaudir a las ocho a quienes garantizaban que no faltara nada esencial durante esta pandemia.

Cuando las calles se quedaron vacías y quienes podían se refugiaron en sus casas, el problema del sinhogarismo se hizo más evidente que nunca. Si algo hemos aprendido ya de la crisis del coronavirus es lo importante que es tener un hogar donde protegerte y estar a salvo. En España, hay al menos 33.000 personas que no tienen hogar, por eso, en estas semanas de confinamiento hemos pensado mucho en ellas. ¿Cómo cumples con el #QuédateEnCasa cuando no tienes una? Vivir en la calle, la vieja normalidad, supone exponerse al frío y al calor, a las agresiones y a la exclusión más absoluta de derechos básicos. Miles de personas pasaron el comienzo de esta pandemia sin un hogar donde refugiarse, con miedo por no saber qué estaba pasando, dónde podían resguardarse, alimentarse o asearse. Algunas de ellas pudieron alojarse en los recursos especiales puestos en marcha por las administraciones, otras continúan en las calles por miedo a contagiarse o porque no hay plazas suficientes.

La nueva normalidad para las personas en situación de sinhogarismo tiene que ser distinta a la anterior. No puede ser que, una vez se cierren los polideportivos, albergues y otros recursos de emergencia, la única opción que les quede sea vivir en las calles de nuestras ciudades o dormir en alojamientos temporales.

Por eso, las personas que nos sumamos a este manifiesto preguntamos a los y las responsables de las administraciones de nuestro país:

– ¿A #quécasa van a ir las personas sin hogar?

Y reclamamos:

– Un plan de transición que cambie el sistema de atención y ofrezca una solución permanente al sinhogarismo.

Porque hay al menos 33.000 personas en nuestro país que llevan años esperando una respuesta.

Es el momento de garantizar el derecho a una vivienda para las personas sin hogar.

Firma para que nadie viva en la calle.