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Buen desinstitucionalizador será

No son muchas las palabras octosílabas en el idioma castellano. Una de ellas que, sin embargo, esperamos tener que pronunciar mucho en los próximos tiempos es, precisamente, desinstitucionalización.

Mas allá de su evidente atractivo como material de imposibles trabalenguas, la palabra está de moda en el ámbito del tercer sector dado que el actual Gobierno, a través del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, está arrancando los trabajos para su estrategia nacional de desinstitucionalización. Este mismo ministerio ha destinado parte de los fondos “Next Generation” al impulso de proyectos estatales de innovación que puedan generar evidencias para esta estrategia. HOGAR SÍ y Provivienda estamos desarrollando dos de esos proyectos con el objetivo de demostrar que la desinstitucionalización es posible y deseable en el ámbito del sinhogarismo. Los primeros datos que nos deja el desarrollo del proyecto van en las siguientes direcciones:

Vivir en una casa es lo que las personas quieren: el 82% de las personas que no tienen hogar consideran que una vivienda es lo que necesitan para superar su situación y solo un 1,2% consideran que la asistencia a un centro como interno es un factor necesario para salir del sinhogarismo [datos procedentes de la encuesta del INE sobre personas sin hogar 2022]. Esta realidad hemos podido verla con claridad en el primer proceso de cierre de un centro colectivo y su sustitución por soluciones basadas en vivienda que hemos impulsado como parte del proyecto Derechos a la vivienda que ha sido un rotundo éxito.

Más vivienda social: la situación actual del mercado de vivienda, junto con la escasez de alternativas públicas va a ser un condicionante clave para las posibilidades del proceso de desinstitucionalización. La Ley de Vivienda actualmente en tramitación puede y debe dar cobertura específicamente al sinhogarismo tal y como han recomendado recientemente al gobierno español los relatores especiales de vivienda y pobreza de Naciones Unidas.

Somos necesarios: la involucración de las administraciones públicas es absolutamente necesaria, pero parten de una situación en la que no es suficiente. El sistema de atención al sinhogarismo es, sólo, en un 35% de titularidad pública. Las AA.PP. tendrán que contar con el tercer sector para este proceso a la vez que articulan medidas para recuperar la titularidad de, al menos, los servicios esenciales en cada territorio.

“Show me the money”: consolidar los cambios que se deriven de las evidencias del proyecto va a necesitar de partidas específicas en los Presupuestos Generales del Estado para los próximos años. El proceso de reconversión necesario no va a ser barato a corto plazo, aunque esperamos demostrar con evidencias que será una inversión muy rentable en el futuro. El gobierno tiene, en la estrategia estatal de sinhogarismo actualmente en desarrollo, una oportunidad de oro para financiar este proceso.

Esperamos poder contar con evidencias claras que puedan ayudar a los diferentes actores (responsables públicos de vivienda y servicios sociales, organizaciones del tercer sector y profesionales públicos y privados de la actual red) a basar sus decisiones en datos. Hasta entonces les pedimos algo tan sencillo como revolucionario: pregúntense si los centros residenciales de atención al sinhogarismo son el lugar donde cualquier persona querría vivir, recuperarse, recibir apoyos, superar una mala racha…

El desinstitucionalizador que lo desinstitucionalice…

***José Manuel Caballol, director general de HOGAR SÍ. Columna de opinión para VOCES.

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