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Las personas sin hogar son el grupo de mayor riesgo frente al coronavirus

Quien sufre sinhogarismo, no puede cumplir el lema que nos estamos dando todos, #QuédateEnTuCasa, porque, sencillamente, no la tienen. No tienen una puerta que cerrar. Pese a su extrema soledad, no pueden lograr distancia social. El modelo mayoritario de ayuda en alojamientos y comedores colectivos no solo es insuficiente e ineficaz, sino que aumenta las probabilidades de contagio. Las personas sin hogar sufren una permanente cuarentena social, pero en estos momentos tienen el derecho de que defendamos sus vidas con mayor intensidad. Al menos para estos tres meses, tomemos medidas excepcionales a su favor.

Las personas sin hogar son probablemente el colectivo más vulnerable frente a la pandemia de coronavirus que ha llevado a que el gobierno declare el estado de alarma. La ciudadanía en su conjunto está haciendo un responsable ejercicio de solidaridad para evitar la transmisión del virus y así desacelerar la expansión del contagio. Especial reconocimiento y gratitud merecen aquellos que desde sus profesionales sociales y sanitarias siguen atendiendo a quienes enferman o a la población de riesgo.

La exposición de las personas sin hogar al COVID-19 no solamente es absoluta porque carezcan de vivienda. Las respuestas que se dan influyen en el grado de riesgo que padecen. Cuando el alojamiento que se les ofrece es –como muestran las encuestas del INE– mayoritariamente colectivo, con varias personas por dormitorio y gran concentración de gente en comedores y otros servicios, entonces las probabilidades de contagio se multiplican. Durante el día, la mayoría acude a lugares públicos que en estos momentos están cerrados. Quien sufre sinhogarismo, no tiene lugar. Las personas sin hogar sufren por la noche y también por el día.

Como las personas sin hogar sufren un estado de salud mucho peor que el del resto de ciudadanos, el impacto en ellos será mucho mayor. Además, está demostrado que las personas sin hogar tienen una peor asistencia médica, en parte por su desconexión del sistema de salud y en parte por discriminación en el trato. Todo ello convierte esta crisis de coronavirus en una bomba contra las personas sin hogar cuya onda expansiva tendrá un alto coste para ellos y para todos.

En el estado de alarma en que nos encontramos, el Estado y las Administraciones pueden y deben movilizar todos los recursos disponibles para garantizar la seguridad de la población, en mayor medida conforme la vulnerabilidad de las personas es peor. Es por esa razón que solicitamos al Gobierno de España, las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, que muestren una especial atención a las personas sin hogar y dispongan los medios para minimizar su contagio y cuidar su salud.

Las personas que sufren sinhogarismo saben mucho acerca de los contagios de enfermedades. Miles de ellos no acuden a los alojamientos colectivizados, entre otras razones, precisamente porque tienen miedo a contraer enfermedades. Una gran proporción de ellos piensan que estar en la calle les da mayores probabilidades de aislamiento -aunque estén expuestos a todos los peatones, la contaminación y las inclemencias- que si acuden a centros de alta concentración.

Por ello, las soluciones que se articulen no deberían ir por la línea de la concentración, porque en estos momentos lo que las autoridades piden es seguridad y distancia social. Las propuestas deben ser inmediatas y evitar los métodos de alojamientos colectivos que junten a la gente o les hagan dormir cerca.

Las soluciones pueden venir del uso de la capacidad hotelera que en este momento de cuarentena se ha quedado vacía. Miles de habitaciones están vacías en hoteles, hostales y pensiones. Si no, se pueden asignar para los próximos tres meses por vía de urgencia viviendas que la Administración tiene disponibles. En todo caso, soluciones que no intensifiquen el problema que ya por sí sufren.

Las personas sin hogar son el mayor indicador visible de la pobreza en nuestras sociedades. También son el mayor indicador del impacto letal que la crisis del coronavirus tendrá en nuestro país. Simplemente se pide que, al menos en estos momentos críticos, se cumplan sus derechos de vivienda y el derecho humano más importante, que es la seguridad de vida.

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