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Celebramos la publicación de nuevos datos oficiales sobre sinhogarismo, pero reclamamos seguir mejorando el conocimiento sobre este fenómeno

Uno de los grandes retos que enfrentamos para lograr que ninguna persona viva en la calle es la falta de datos rigurosos sobre el alcance del sinhogarismo. Los resultados de la última Encuesta a personas sin hogar datan del año 2012, por lo que carecemos de un conocimiento fiable y actualizado sobre este fenómeno. Esta falta de periodicidad en la recolección de la información es una muestra del poco peso que ha tenido el sinhogarismo en la agenda política. 

Afortunadamente, esto está cambiando, y empezamos a ver esfuerzos reales por acabar con el sinhogarismo a través de políticas basadas en evidencia. El próximo mes de octubre, tras 10 años sin renovar estos datos, el INE publicará las conclusiones de la Encuesta de 2022. Sin duda, esta información nos ayudará a dimensionar mejor el problema y a tener un mayor conocimiento sobre las condiciones de vida y las dificultades de acceso a la vivienda que enfrentan las personas que viven actualmente en esta situación.  

Sin embargo, esta encuesta tiene importantes limitaciones, ya que cubre únicamente a las personas en situación de sinhogarismo usuarias de los centros del sistema de atención. ¿Pero, qué hay de aquellas personas que viven de forma permanente en la calle? Personas como Abdel, Tania o Ramón, que se han quedado fuera del sistema por diferentes razones. Personas que tuvieron que enfrentarse a problemas estructurales como un mercado laboral de difícil acceso, el elevado precio de la vivienda, las trabas administrativas por ser una persona migrante o un sistema de protección de menores insuficiente. Personas que han vivido procesos de exclusión muy largos, con las que un sistema injusto se ha cebado por ser especialmente vulnerables: por tener una identidad no normativa, por encontrarse en situación administrativa irregular, por estar enfermas.  

Estas personas quedan fuera del alcance de la Encuesta a personas sin hogar que publica el INE. Los datos acerca de quienes duermen en la calle suelen ser obtenidos a través de recuentos nocturnos realizados individualmente por cada municipio, de manera no coordinada y discontinua y con diverso alcance geográfico y poblacional.   

Desde el Ministerio de Derechos Sociales se ha elaborado una metodología común de recuento para disponer de datos comparables para todas las ciudades y así poder obtener una radiografía fiable sobre la cuantificación y la caracterización del sinhogarismo en nuestro país. Desde HOGAR SÍ, confiamos en la rápida puesta en marcha de esta nueva herramienta por los municipios y celebramos que este instrumento de recogida de información incorpore acciones específicas sobre la realidad y necesidades de las personas LGTBI+, tes y otras que presentan una especial vulnerabilidad. 

Mediante nuestra campaña #PRINCIPIOS, queremos visibilizar que acabar en la calle tiene un principio, o más bien, muchos principios. Y que, afortunadamente, también tiene un final. Como afirma la subdirectora de HOGAR SÍ, Maribel Ramos “hay muchos principios, pero el final del sinhogarismo pasa por las evidencias y el conocimiento exhaustivo y fiable de este fenómeno”. Estos datos servirán para vertebrar políticas públicas basadas en la vivienda y que, acompañadas de una financiación suficiente, serán fundamentales para conseguir que ninguna persona viva en la calle.