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HOGAR SÍ condena una agresión a una persona en situación de sinhogarismo en Gijón y aplaude la denuncia de la ciudadanía en redes sociales

• Los vídeos compartidos por personas usuarias de redes sociales activaron tanto a entidades sociales como a Policía y Guardia Civil para la identificación de los agresores.
• Desde la entidad se activaron todos los recursos para funcionar como soporte en el caso.
• Los agresores han sido detenidos gracias a la colaboración ciudadana.

 

Madrid, 5 de diciembre. – El pasado 26 de noviembre tuvo lugar una agresión aporofóbica a una persona en situación de sinhogarismo que se encontraba durmiendo en un portal de una céntrica calle de Gijón. HOGAR SÍ condena enérgicamente esta agresión, al tiempo que subraya la importancia de la implicación de la ciudadanía en la denuncia de estos casos.

Las alarmas y denuncias sociales se activaron gracias a la colaboración ciudadana, después de que los agresores colgaran el vídeo en redes sociales y presumieran de ello. Tal como recogen los medios de comunicación, los agresores, dos jóvenes de 21 y 27 años, ya han sido detenidos y puestos en libertad provisional.

Este tipo de incidentes son de extrema gravedad y requieren de una actuación rápida y coordinada de los cuerpos de seguridad del Estado. En este caso, celebramos además la actuación ciudadana que, a través de la denuncia en redes sociales, aportó pruebas para el proceso de investigación.

Recordamos que 47 % de las personas en situación de sinhogarismo afirman haber sufrido, al menos, un incidente o delito de odio. Según datos del Observatorio HATEnto, seis de cada diez incidentes o delitos de odio se producen durante la noche, cuando el nivel de protección y vulnerabilidad es mayor. Durante estas horas, la afluencia de gente en las calles es menor y un acto tan cotidiano como dormir se convierte en un comportamiento de riesgo para las personas en situación de sinhogarismo. Además, en el 24 % de las ocasiones los agresores son hombres jóvenes en contexto de ocio nocturno, y más de la mitad de éstos incluyen violencia física, como podemos ver en el vídeo.

Tras visualizar el vídeo, desde el Observatorio, liderado por HOGAR SÍ, se contactó con la Oficina Nacional de Lucha Contra los Delitos de Odio del Ministerio del Interior, así como con diversas fiscalías que podían ser competentes para investigar los hechos. En ambos contactos se dio traslado de la información recabada analizando las imágenes y la conversación producida en redes sociales alrededor de estos hechos. Finalmente, se presentó una denuncia formal ante la Policía Nacional en Gijón, horas antes de que los presuntos responsables fueran detenidos.

Se reconoce la vulneración que provocan los delitos de odio por aporofobia

Los delitos de odio son una manifestación clara de rechazo hacia lo que la víctima representa, dando a entender que no es digna de respeto. Por ello, los delitos de odio generan tal daño a las víctimas. El Código Penal reconoce la especial vulnerabilidad que las personas en situación de sinhogarismo tienen frente a delitos basados en la intolerancia y los prejuicios, y recoge desde el pasado año la situación socioeconómica de pobreza y exclusión como una característica a proteger.

Esta reforma del Código Penal supuso la introducción de la aporofobia en su artículo 22.4., reconociendo la aporofobia como circunstancia agravante de la responsabilidad penal. Sin embargo, desde este año, también contamos con la aporofobia en el artículo 510 del Código Penal, reconociendo los delitos de odio por aporofobia como delito sustantivo, además de como agravante.

A pesar de su cercanía física, la realidad de las personas en situación de sinhogarismo sigue siendo una de las más desconocidas, lo que facilita que se perpetúe el estigma, los mitos y los prejuicios que han acompañado la imagen que tenemos de esta persona y que es ocasiones pase como desapercibida la gravedad de las agresiones que sufren.

Es fundamental no olvidar que el derecho a la vivienda se relaciona directamente con la calidad de vida, la seguridad y la salud de las personas, de forma que interacciona con los demás derechos fundamentales. Una sociedad democrática no puede permitirse abandonar más allá de los márgenes a parte de su ciudadanía.