La ONDOD publica su nuevo informe de delitos de odio 2023. Pero… ¿dónde están los delitos de odio por aporofobia?
Un año más, la Oficina Nacional de Delitos de Odio (ONDOD), bajo la gestión del Ministerio de Interior, ha publicado la última versión del “Informe sobre la evolución de los delitos de odio en España, 2023”. A través de este informe se pretende plasmar el panorama actual existente en el ámbito nacional en relación a los delitos e incidentes de odio registrados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en España. Este parte de la intención de, no solo generar una información fiable, sino también de, según indican, “fomentar un debate público sobre la problemática”.
En términos generales, podemos afirmar que la cifra total de hechos asciende a 2.268, un 21,35% más que los registrados en 2022. Esta tendencia alcista resulta, sin duda, alarmante. Por una parte, el aumento puede deberse al progresivo abandono de la infradenuncia de los delitos de odio, o a una mejora en la capacidad de detección y asistencia a las víctimas que lo han sufrido; pero también a un crecimiento del odio y expansión de la violencia en nuestra ciudadanía. Sea por una u otra razón, o ambas de manera simultánea, la conclusión sigue siendo la misma: es necesario poner foco no solo al proceso de detección de los delitos de odio, sino también a la etapa previa preventiva y sensibilización, así como de reparación y acompañamiento digno.
Sin embargo, merece la pena pararse a analizar detenidamente las cifras alcanzadas en cuestiones de aporofobia. Si bien el anterior informe publicado sobre delitos de odio en el año 2022 podía desconcertar mostrando una variación de un 70% respecto al año anterior, no se podía obviar que se materializaba en una cifra real muy reducida. Es decir, se aumentó de un total de 10 casos a 17 en todo el ámbito nacional durante el año 2022. Aunque no se puede negar lo llamativa que resulta la cifra de variación, la realidad es que ya en el año 2022 se vislumbraba el grave problema de infradetección e infradenuncia de los delitos de odio por motivos de aporofobia al que nos enfrentamos.
Por ello, no ha resultado sorprendente que la cifra de este año sea de nuevo reducida y apenas haya aumentado respecto al año anterior. Según el informe publicado esta última semana sobre los delitos e incidentes de delitos de odio registrados en el año 2023, se han registrado tan solo 18 casos por motivos de aporofobia. Es decir, solo un caso más que en el año 2022. Esta cifra solo confirma el mensaje ya emitido por HATEnto el año pasado, en el que subrayaba la grave situación de infradenuncia e infradetección de los delitos de odio por aporofobia existente hoy en día. Tanto la realidad de nuestro día a día, en el que trabajamos directa e individualizadamente con personas en situación de sinhogarismo que pueden verse gravemente afectadas por la aporofobia, como los datos del Observatorio HATEnto del año 2015 ─47% de las personas sin hogar entrevistadas afirma haber sido víctima de un delito de odio, y recordemos que, al menos, 37.000 personas se encuentran sin hogar en España─ nos indican que esta cifra no es un reflejo de la realidad actual.
Esta escueta cifra solo señala la existencia una relación deteriorada entre víctimas profesionales del ámbito de los delitos de odio, un sistema de detección y denuncia no adaptado a las necesidades de este grupo social en concreto, la falta de especialización profesional en el ámbito y una gran cantidad de víctimas de delitos de odio por aporofobia que carecen de un acompañamiento adecuado y una posibilidad de denuncia digna. De esta manera, se hace imprescindible la revisión de los procedimientos actuales de prevención, detección, acompañamiento y denuncia para poder asegurar una respuesta suficiente y salvar la gran brecha entre víctimas, profesionales y sistemas de denuncia. De lo contrario, se puede caer en la invisibilización permanente de los delitos de odio por aporofobia.
Además, es necesario destacar la cifra de autores de delitos de odio por aporofobia menores de edad. Según el presente informe, 11 de los 18 agresores registrados, es decir, el 61% son varones menores de edad. Esta abrumadora cifra pone en relieve la necesidad de abordar la aporofobia en edades tempranas de forma preventiva, introduciéndola en el ámbito educativo y en el día a día da las personas menores de edad.
Como conclusión, queda un arduo trabajo por abordar para poder asegurar el respeto de los derechos humanos de las personas en situación de pobreza y sin hogar. Para ello, es imprescindible acabar con la infradetección e infradenuncia existentes. Este trabajo debe ser impulsado desde todas las áreas posibles de contemplar: entidades sociales, administraciones públicas, Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, Fiscalías, responsables políticas, profesionales del ámbito educativo, y ciudadanía en general.
Observatorio de Delitos de Odio, HATEnto.
