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Juntas podemos frenar la Arquitectura Hostil

Carta abierta a la Federación Española de Municipios y Provincias,

Desde la Fundación HOGAR SÍ, entidad que trabaja día a día para que nadie viva en la calle, y las personas que suscribimos esta carta, nos ponemos en contacto con ustedes para compartir un asunto que está generando cada vez una mayor preocupación en la población. Esta comunicación se plantea con ánimo constructivo y con el fin de alcanzar una mejoría en las condiciones y calidad de vida de las personas que actualmente se encuentran en situación de sinhogarismo.

Desde HOGAR SÍ calculamos que, en España, al menos 37.000 personas se encuentran en situación de sinhogarismo. El sinhogarismo, un problema estructural que vulnera un derecho tan básico como el de la vivienda, arrebata al mismo tiempo otros derechos esenciales como son la salud, la calidad de vida o la seguridad. A pesar de los inconvenientes y dificultades que pueda suponer que haya personas que carezcan de un hogar, quienes sufren esta situación no eligen vivir en la calle y se ven obligadas a buscar espacios donde desarrollar su rutina diaria o establecerse de la manera más protegida y digna posible.

En este contexto de retos para la convivencia e imposibilidad de elección por parte de las personas en situación de sinhogarismo algunos municipios apuestan por el uso de la arquitectura hostil. La arquitectura hostil pretende impedir por medio de elementos arquitectónicos el establecimiento de personas en espacios públicos sin ofrecer una alternativa a las personas afectadas. Ejemplo de ello puede ser la división de bancos en parques, el uso de estructuras punzantes en espacios despejados o el bloqueo de esquinas o soportales. Esta herramienta termina por expulsar a las personas en situación de sinhogarismo de determinados espacios públicos cuando en realidad han sido obligadas a vivir en ellos y las señala erróneamente como responsables de esta situación. Como consecuencia, muchas de estas personas implicadas pierden el espacio en el que habitan y deben buscar un nuevo lugar en el que establecerse, sin solucionarse así su situación de sinhogarismo y profundizando su dinámica de exclusión. La arquitectura hostil no soluciona el problema de pobreza extrema, discriminación y falta de vivienda que las personas sin un hogar experimentan día a día, sino que lo invisibiliza. La manera más eficaz de solucionar este conflicto pasa inevitablemente por proporcionar un hogar con los apoyos necesarios a aquellas personas que carecen de uno.

Por esta razón, animamos a la Federación Española de Municipios y Provincias a analizar esta situación y comprometerse a desterrar los elementos de arquitectura hostil de nuestras ciudades y pueblos al tiempo que buscan dar respuesta esta problemática.

En definitiva, queremos que si resulta imposible ver a una persona en situación de sinhogarismo en nuestras calles sea porque todas ellas cuentan con un hogar incluido en la comunidad.

 

Súmate a esta petición en #SinAporofobia Arquitectura Hostil

Tú también puedes ser parte del cambio. Juntas podemos acabar con la aporofobia.

 

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