Comunicado Observatorio HATEnto ante el artículo publicado por La Voz de Galicia
Ante la noticia publicada el pasado martes 06/02/2024 en La Voz de Galicia “Quejas en Santiago por el foco de insalubridad que provocan varios sintecho en la sede de Correos del Franco”, el Observatorio HATEnto de delitos de odio contra las personas en situación de sinhogarismo y por motivos de aporofobia muestra su rotundo rechazo y lo transmite a la dirección del medio emisor. Esta noticia, que presenta altos niveles de aporofobia, señala a las personas en situación de sinhogarismo como las culpables y responsables de la insalubridad existente en determinadas zonas de Santiago (Galicia).
Podemos comprender el descontento que puede producir a la vecindad el hecho de encontrar las calles sucias día tras día. Sin embargo, consideramos imprescindible no perder de vista que las personas en situación de sinhogarismo que son señaladas como culpables se ven obligadas a desarrollar su rutina diaria en la calle, así como guardar sus pertenencias o vías de descanso en la misma.
Resulta indispensable que las noticias relacionadas con personas en situación de sinhogarismo no sean descontextualizadas. Para comprender la problemática, es necesario analizar el origen y la causa de esta, sin olvidar que nadie elige vivir en la calle. Las personas sin hogar se ven obligadas a vivir en una situación continuada de insalubridad, falta de privacidad e inseguridad que no han elegido. Por esta razón, es esencial comunicar este tipo de problemáticas sin criminalizar a las personas afectadas.
En este contexto, los medios de comunicación juegan un papel crucial. Expresiones utilizadas en el recorrido de la noticia como “el foco de suciedad creado por el grupo que ha ocupado la zona” o “no recogen nunca sus enseres o cartones” señalan y culpabilizan a las personas en situación de sinhogarismo sin profundizar en el verdadero origen del problema. Además, recriminar acciones vitales como comer u orinar en la calle otorga la responsabilidad a personas que no tienen otro espacio seguro y alternativo donde hacerlo. En ocasiones como esta se hace visible la importancia de contar con un uso del lenguaje responsable y conocedor de la causa, que tenga presente la situación de vulneración continuada de derechos a la que se ven obligadas a enfrentarse cada día. Asimismo, la presencia de equipos profesionales en el ámbito de la comunicación especializados en materia de discriminación, derechos humanos y delitos de odio que puedan transmitir un mensaje conciliador, especializado y demandante de respuesta gubernativa digna y suficiente. De lo contrario, estos discursos pueden convertirse en germen de discriminación, odio y/o futuras agresiones o delitos por aporofobia.
Además, según menciona La Voz de Galicia, subrayan la existencia de cámaras en las inmediaciones del edificio de correos. No podemos olvidar que el 50,3% de las personas sin hogar habrían sido víctimas de algún tipo de delito o agresión (INE, 2022) y, según los datos de HATEnto, el 47% habrían sufrido algún incidente o delito de odio (HATEnto, 2015). Por ello, no resulta sorprendente que las personas que no tienen un hogar busquen espacios seguros donde establecerse buscando protección y pruebas en caso de ser agredidas. La falta de una vivienda digna vulnera otros derechos fundamentales como son la salud plena, la calidad de vida o la seguridad.
Situaciones como la existente en la Sede de Correos del Franco evidencian la urgencia de desplegar medidas que permitan luchar contra la aporofobia y la discriminación, así como alternativas de vivienda dignas y seguras. Y, a su vez, el desarrollo de estrategias comunicativas por parte de medios analíticas, objetivas y promotoras de respeto.
Somos nosotras y nosotros; profesionales, vecinas y vecinos, y, sobre todo, instituciones, las responsables de no fomentar, denunciar y señalar estas acciones de odio y discriminación.
Marina Sánchez Cuesta. Observatorio HATEnto de delitos de odio contra las personas en situación de sinhogarismo y por motivos de aporofobia.
Fotografía: XOAN A. SOLER / La Voz de Galicia
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