
Fin a la pobreza: llamemos por su nombre al sinhogarismo
El objetivo de desarrollo sostenible (ODS) 1 de las Naciones Unidas se centra en la erradicación de la pobreza en todas sus formas a nivel mundial. Para alcanzar esta meta, en 2030 debemos haber acabado con el sinhogarismo, que representa una de las expresiones más extremas de pobreza y exclusión.
Este fenómeno impide que al menos 895.000 personas en Europa (FEANTSA, 2023) accedan de manera sostenida a una vivienda digna y adecuada en un entorno comunitario y las obliga a vivir en otros espacios como la vía pública, parques, alojamientos colectivos institucionalizados, etc. Lugares que, además de no garantizar el derecho a la vivienda, dificultan el acceso a otros derechos humanos, como la salud o la seguridad.
Es de vital importancia comprender que el sinhogarismo es un fenómeno que se debe a causas estructurales de tipo político, social y económico (tales como la falta de vivienda social y asequible, un mercado laboral de difícil acceso o la debilidad de las redes de protección social). Entenderlo de esta manera nos ayuda a buscar soluciones efectivas a los problemas de fondo, lo cual es esencial para romper el ciclo de la pobreza. Por ello, descartamos términos reduccionistas y estigmatizantes, como mendigo o indigente. Preferimos utilizar la palabra “sinhogarismo” para hacer referencia a este fenómeno estructural, recordando que lo que no se nombra, no existe.
Como el lenguaje construye realidad, hemos decidido dar un paso adelante: nos hemos puesto en el lugar de las personas en situación de sinhogarismo, sentándonos en la silla de la “s” y haciendo llegar una carta a Paz Battaner, directora del diccionario de la RAE, solicitando la inclusión de la palabra “sinhogarismo”.
Para solucionarlo, debemos comenzar por nombrarlo. ¿Te unes?
#DíaPorLaErradicaciónDeLaPobreza
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