#NoMásAmigosInvisibles en estas fiestas
El sinhogarismo no desaparece en Navidad y, sin embargo, las personas que viven en la calle se nos hacen invisibles a los ojos. Y es que, en estas fechas festivas que gustamos de compartir con las personas que más queremos y llenamos de gestos de afecto, es aún más duro que el resto del año admitir que más de 37.000 personas continúan solas, pasando frío y sin un hogar.
Afortunadamente, aún somos muchas las personas que apartamos la vista de las luces que engalanan nuestras calles y miramos a quienes no tienen un hogar. Estas miradas van mucho más allá de un vistazo: conllevan la voluntad de solucionar el sinhogarismo y, para ello, lo primero que necesitamos es hacer visible lo invisible. Gritamos #NoMásAmigosInvisibles.
Estas personas, que se cuentan a miles, son precisamente a las que representa la mirada infantil y sin prejuicios de Lucía. Esta pequeña intercambia saludos con una mujer que vive en la calle, su amiga, devolviéndole a su padre la capacidad de verla también.
Las personas en situación de sinhogarismo enfrentan la falta de acceso a derechos, no sólo a la vivienda, sino también a la salud y el empleo; así como graves episodios de discriminación y violencia. No tener una vivienda supone, especialmente en estas fechas que para muchos son tan bellas y especiales, la exposición a temperaturas terriblemente frías, lluvia y nieve.
Estas circunstancias favorecen que, durante estos días, incluso veamos menos personas en la calle. Pero la realidad es que procurar buscar cobijo para el frío o acceder a los servicios de un albergue para no tener que dormir a la intemperie, no soluciona el problema. Resolverlo pasa por que todas las personas tengan un hogar. Un hogar que no sólo es un auténtico refugio, sino que supone poder volver a tener un proyecto de vida sano, una alimentación adecuada; supone poder volver a cuidar su salud y también, por qué no, supone tener un lugar donde compartir los momentos especiales con aquellas personas a las que quieres.
#NoMásAmigosInvisibles es un deseo, el deseo de que todas las personas tengan un hogar; el deseo de que, cada vez, seamos más las personas que miremos a quienes aún se ven obligados a vivir en calle, y las miremos sabiendo que cualquier granito de arena que aportemos suma para acabar con el sinhogarismo.
Deseamos que todas las personas que nos cruzamos con las más de 37.000 que no tienen un hogar en este país, que sabemos que éstas sufren de un problema estructural, actuemos también en estas fechas tan especiales para conseguir erradicar el sinhogarismo.
En estas fiestas queremos dar un empujón para que todas las personas tengan un hogar calentito donde poder no ser invisibles, cuidarse y celebrar la vida, porque todas merecemos un techo.
¿Tú también lo deseas?
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